viernes, diciembre 30, 2011

Armazones plumas

Ansioso pajarito
animal salvaje
a s u s t a d o
tembloroso animalito.

Temías la sombra
la incalculable longitud
del recorrido
virtual, pálido
de luz tranquila.

Así, con estertores
no cediste nada:
te dolían mis ojos
clavando tu vuelo,
       corto
preferiste
caminar llagando
las plumas
               el pico
la sangre.

Que nada corra.
No.
                          Que no aleteé.

Estáncate
en la burda fuente
del agua echarcada,
inmunda
de limpiarte en ella
(de lavarte culpas)
las ganas
cautivas,
             el gorgeo
lloroso
             lastimero
del ala vacía,

              pequeño
tierno.
Ignorante avecita.

Beso en tu piquito.

domingo, noviembre 13, 2011

En rojo

Dios mío, detente.
Detente detente detente.
Detente manos temblorosas.
Detente corazón.
Detente sudor frío.
No te detengas pulmón.

Sigue fluyendo vida,
porque no le perteneces.
Porque no fuiste, no eres.

(Se queda callada ella,
porque así se quedó él)

Se me detiene la sangre
donde algún día te alojabas.

Detente náusea. Detente llanto.

¿Por qué tenías que detenerte tú?

miércoles, noviembre 09, 2011

Hoy tenemos:

Hoy es uno de esos días en los que me siento apachurrada (pero a la vez, contenta). 

Siento una nube en el corazón, una ligera sombra en mi ánimo. Atribuible a cosas como el bajón típico después de un viaje lleno de aventuras con amigos, o el frenón a tantas actividades (como andar de loca en los panamericanos).
Pero con todo, siento dos palabras que no puedo definir del todo, y al parecer sólo sé sentir: nostalgia y melancolía.

Dice la RAE que melancolía es una tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada, o... bilis negra. Y de nostalgia comenta que es una pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos, o... redundante, una tristeza ¡melancólica! originada por el recuerdo de una dicha perdida.

Así que puedo decir que tengo el corazón nostálgico. Siento la carnita así de rosa y palpitante buscando, respirando un aire viciado y nada fructífero. Y entiendo por decir que lo hago, porque estoy tan acostumbrada a decir "entiendo" como a tomar agua en las mañanas aunque no me guste, aunque ni siquiera lo piense o lo deseé.
Mi corazón respira como pez fuera del agua, boqueando un aire que no le pertenece, cuyo oxígeno no puede aprovechar. Y eso que soy dichosa en amor, cariño y aprecio. Pero no tiene que ver con eso.
Y no, no quiero hablar de él. O con él. 
Suficiente tengo con mis burdos análisis como para que alguien más venga y me hable de su sosa vida, cómoda y predecible vida. Ya sabía que me había alejado de la idealidad, cuando venía a subrayarlo con sus letras feas, las líneas parejas mientras yo intentaba imitar los trazos a pulso de maraquero. 

(...)

Quiero dormir dormir dormir indefinidamente. Yo quiero ser enfermera de todas sus carencias, ¿pero quién vendrá a quitarme las curitas en la noche, cuando no alcance a dar con ellas en la espalda?
Aún no me contesto en qué terminará el balance, qué tanto valdrá la pena haber perdido por las escasas ganancias, pero sigo en ello, sigo.

Se hincha, pero aún así siento un vacío lacerante en los brazos. No, no te vayas, no te despegues. Tengo el cuerpo demasiado frío, las ansias demasiado espesas.
La enorme necesidad. Esa que no es física pero se siente física, y pincha, duele, quema, enferma y hace llorar, hace no desear nada más. En este punto dices "me duele el corazón, me duele el alma" mientras el pedazo de músculo sigue bombeando, incansable, una, dos, veinte, doscientas veces la misma sangre caliente que está fría porque despegó su cuerpo de mi cuerpo, cruelmente, sin mayor vacilación.

Con todo, sólo quería un par de brazos, un par de piernas, un pecho, unos labios. Y no queria otra cosa que otro ser que palpitara bajo el mismo ritmo, con la misma necesidad.

miércoles, octubre 12, 2011

pH=2

Corrupta
podredumbre acética
se me queda en las entrañas.
Inocua consumición
degustando
pedacitos
de la
fragmen-
tada
ba
rri
ga.

Así como suena
duele.
Deshebra
con los dedos cariñosos
del rencor
las mucosas
que me quedan.
Destila
gota
        goterita
fisura
         dique
de amarillenta
       bilis.
Toda ella bulliciosa,
barriga embebida
en bucólico
bastardo beso.

Como si fuera
tocando el arpa,
desmembrando
     nota
a
     nota
cacofónicos
tejidos
r
 o
    s
 a
s.

lunes, octubre 10, 2011

Estirando la liga

No sé
si beso donde mismo
que quiero.
Si exista un único espacio
para amar,
o una línea divisoria
                 aquí se acaba el terreno:
termina Deseo
principia Amor.

No sé
de que tengo ganas.
Pero aún cuando quise
abrazarte, mejor
               metí la mano.

Esa consciencia colectiva
             diario el "nos"
frenético e inflanqueable,
  -hártome en tu barba
ausente-.

Quiero
que lo mires y calles.
El amorfo
parido de mi boca.
¿Qué más querías?
No dije que sería bonito.

Me retuerzo
                 porque no puedo
encontrar qué decirte.

Aún no lo formulo.

De puntitas
con los zapatos en la mano
para no hacer ruido,
mi lengua hace surcos
            en tu subconsciente.

domingo, octubre 09, 2011

Sobre esa clase de hombres

Y bien, es algo tardecito (o tempranito) y terminé "Los hombres que no amaban a las mujeres".

A mi me pasa que siempre que acabo un libro siento que me han quitado un pedacito de mí. Ahorita estoy en pleno drama adolescente en mi fuero interno. Analizándome, me doy cuenta que yo vivo una suerte de extraño enamoramiento exprés con cada libro que cae en mis manos.
Para no hacerlo largo, lloro los restos de humedad. Me molesta terminar los libros porque es mi particular break-up, el fin de mi idilio con ese pedacito de vida que alguien me dejó en palabras impresas. Este libro cuenta con el plus de que, en efecto, busca aventar un corazón roto a las tribunas, así que mis sentimientos están de lo más trastornados. La pobrecita de Sally, oh Sally, dejada ahí al olvido. Si ella llorara, si yo llorara, lo haríamos juntas. En cambio, me encuentro medio insomne repasando todo lo que pasó, porque merece la pena.

A mi gusto, el libro arrancó débil pero es que era necesario establecer muchos antecedentes, así que se justifica. Además, se entiende el ritmo porque no deja de ser un libro de misterio, de intriga, busca arrastrarte con la trama. Así que en determinado momento empieza un ritmo vertiginoso que no cambia de velocidad mas que para aumentar.
Al final, como buena serie, deja abierta la puerta. Estos libros los siento muy riesgosos porque si no tienen una buen cierre, no te convencen de seguir leyendo aunque todo lo demás haya sido bien manejado. La narrativa es fácil debido al género, y pienso que se mantendría burda o sosa de no ser por los excelentes personajes y los diálogos tan acertados que se presentan. Me gusta que los personajes tengan que lidiar con más de un problema a lo largo del libro, porque desarrolla sus personalidades con más complejidad y torna la historia mucho más creíble. En especial me encanta una de las frases de Mikael: "...porque esto no es ninguna de esas malditas novelas de detectives donde todas las piezas tienen que encajar". Me dio risa, fue como una frase autocomplaciente de Larsson, el autor, para dejar -y dejarse- claro que esto no era como Quién mató a tía Agatha, Clue o una situación por el estilo. Como novela de crímenes e intrigas, está verdaderamente buena. Y presiento que como serie también lo estará.

Así que, mientras me repongo a la tristeza de haber cerrado el mamotreto (el Rompimiento), recomiendo ampliamente Los hombres... 
Cuando resane el cachito de corazón que se me fue, buscaré a La chica...

jueves, octubre 06, 2011

Qué caray.

Anda, dile.
¿A quién chingados le importa? A mí no. Sólo me da risa. ¡Ora resulta! Tuvo todas las oportunidades del mundo, todo el tiempo del mundo, todos los momentos propicios. ¡Pero no! Había que esperar a que llegara cualquier otra persona, cualquier otra que no fuera yo, para que pudiera ser así. Así de... ¿así de cómo?
Me odiaré más tarde por escribir esto, y que conste que no tiene que ver con esas mamarrachadas de "sacar los sentimientos", ser sensible ni mucho menos. Pero podría hacer como que no significa nada, cuando ya fue algo más. Esto es como un eco de esos que ni sabía que existían. Como cuando te dan la primer patada, nadie te prepara para eso, ni nada. Aunque sepas que te dolerá, se desata toda suerte de sensaciones nuevas y desconocidas ante el recibimiento del golpe. Así mismo voy sintiendo ahorita. No es tanto que me duela, porque en realidad un golpe premeditado no "duele". Y éste técnicamente ni a golpe llega. No, no tiene que ver con eso. Es un eterno "te lo dije, te dije que lo hicieras así y no me escuchaste" en el estómago, en el receptáculo especial que tengo para los rencores. Ahí donde lo odio.

Claro que lo odio, porque no hizo las cosas como yo quería. Y el primero que diga que puede soportar una situación como esa, lo insto a que demuestre semejante falacia. Yo, especialmente, odio a la gente que no hace las cosas como me gustan, a mi manera, cuando yo digo y como me parece. Y lo odio más por hacerlas ahora. Siento una velada sorna en todo esto. 
Lo que no me queda claro ahora es quién se ríe de mí. Si él, el destino, las circunstancias, mi subconsciente. Me queda claro que yo sí me río de mí misma, desde mi receptáculo.

domingo, octubre 02, 2011

Sucedánea de arista

¡Vámonos a donde el sol no pegue! A aquel rincón oscuro que llamamos habitación.

                                 -Vamos a esa madriguera nuestra.
Entiérrate, rebusca, revuelve la matriz de las emociones.
(La invitación me encanta, es de las mías)
 
Yo le llamo habitación a tu receptáculo de sonidos y caricias.
                                                                       A tu conservorio hueco de piel cansina.
 
  Deja que las sales del sudor cristalicen en los poros, 
         que nos disgreguen, nos vuelvan polvo.
Soplarnos mutuamente, para volar, volar, y ser nube efímera. 
Partículas con partículas de grises tonalidades, en el espacio 
que nos creamos para ser.

Por ahí dicen que a lo que te truje...
Y se me da ser Chencha, 
   o chacha, 
      o chucha.




Ranteos medianochezcos en complicidad con mi querido Maggoz. 
Para nadie, para variar y jugar sobre las líneas.

lunes, septiembre 26, 2011

Condenatoria

Así entre las manos
no es sino el charco de mugre
que se escurre-absorbe
entre la piel.

Un día menos de sentencia.

Polvo en los pulmones,
aliento del tabaco
rumiando así
entre sus lenguas.

Un día menos de sentencia.

Corrosivas lágrimas
tapando los resquicios
comprando nuevas mejillas

para nadar.

Un día menos de sentencia.

Cuando las teles reflejen
los anidados burócratas
en las articulaciones
de las ideas.

Un día menos de sentencia.

Harakiri en la tripa
de la farmacodinamia:

viva la dependencia.

Un día menos de sentencia.

Sumar otros negativos
no deja de ser restar;
trazan los labios rojo
             detrás de su azul.

Un día menos de sentencia.

Ir desgajando
uno, cinco, ochenta,
todos los minutos
que queden de espera.

Un día menos de sentencia.

Tragados de una vez
como sobredosis.

lunes, septiembre 19, 2011

Solución

Porque me das de ese sudor
que me hace fuerte.
Esbirros de Sansón
en mis papilas.
Complejos entramados
en la lengua.
Me sabe, lo saboreo
con más cautela.
Le grito, le tomo,
me divierte.
Continuo saladoso
me levanta.

Semiredonda

Un goteo.
Sobre la mesa un goteo.
Llamando.
Así nomás.
Llorando.
Rosa el goteo,
amarillo...
Blasfema balacera.
Bla, bla blá.
Así como esa gota.
Aquella, la que cayó antes.
Se cansará,
se marchará
cuando descubra
que se equivocó de mesa.
Plack!
Brincará tranquila
con su lloriqueo
de gota perdida.

Hasta se me antoja
lloriquear de verla.

En dolor

Si muero en esta ficción
¿lo entenderías?
Las súbitas madrugadas
callarán de aburrición.
No sé si podrías
platicarle a mi nocturna sombra
a sabiendas del rotundo
abandonar de mí.

No tendrás cámara alguna
que guiñe sobre tus ojos
cadencias de esta pestaña
que quedó bajo la cama
cuando ese día me vestí.

Y las uñas de mis dedos
no rasguñarán tu oreja,
ni maltratarán tu lente,
o aquél anhelante sueño...
La tinta de mi saliva
secará irremediablemente
de ser derramada en vano
la noche que me morí.

domingo, septiembre 18, 2011

P.S.:

¿A poco no suena a motel barato? De esos que garantizan satisfacción al cliente con un módico precio.

Y como es bien sabido, al cliente, lo que pida.

Disparo inicial

Y bien.
Dudo que el sonido sea grato, o al menos soportable.

Me goznea la cabeza cuando rechino pensamientos, eso es todo. Y a manera de aceite lubricante, expulsar los agudos sonidos generados en el trayecto del acostumbrado movimiento del doblez, resulta un alivio a los tornillos.

Pero ya es, y ante eso no se puede hacer más.

Llantos de otros objetos, otros que comparten el lúdico sonar de este lugar, suelen ser más celebrados o apreciados. Qué más quisiera que ser rechinido de cama, por ejemplo. Pero me tocó sólo ser parte del arte del tránsito. Toda puerta o ventana que se precie tiene gozne, y aquél deberá crujir doloroso si posee algún significado. Me gusta la idea.

Entonces celebremos el sonido. Vamos doblándonos de rechinar.