lunes, diciembre 31, 2012

Madrugando

Creo que tiene que ver, a fin de cuentas, con todo este asunto del fin de año y el recuento de los daños el hecho de que escriba casi únicamente en estas fechas. Parece que a pesar de todo lo que me gusta la navidad no alcanzara a compensar con esto que pudiera describirse como melancolía.

En estas fechas también me siento un poquito sola.

Se me hace de repente imperiosa la necesidad de compañía sentimental con todo y el fastidio y monotonía que representa. Quiero la parte brillante, la novedosa, esa de cuando se mueve el estómago pensando tan sólo en la posibilidad de encontrarlo en alguna esquina, coincidental(inverosímil)mente por la calle de mi casa o en el camión. O en el super, a la salida del trabajo... Alguien para acostumbrarme a la misma postura, para quejarme de sus malos hábitos e incluso para incomprenderme. Alguien por conocer o conocido.

El próximo año que está por venir planeo algún que otro objetivo material y monetario, pero además de eso me (es)forzaré en una tarea más ardua y complicada: conocer alguienes. Aunque ya lo sabía, no he querido hacerme a la idea de que socializar más pueda traerme cosas buenas, o al menos nuevas. Así que ahí está, mi no-propósito para el 13 es abrir los ojos, la mente y los brazos (con suerte las piernas) a lo que el destino depare.

Lo pongo para no olvidarlo, como poner la foto de una delgadita en la puerta del refri para evitar romper la dieta.

Y si no lo hiciere así, que la sociedad me lo demande.

domingo, diciembre 23, 2012

Agudos y acumulados

He vuelto, porque llevo rato queriendo vomitar sonidos y nomás no me pongo. A fin de cuentas, hablar [escribir] implica denominar, delimitar, y no siempre se tienen ganas de eso. Pieeeenso y pieeeenso, y me harto de pensar, de dar vueltas nebulosamente en lo mismo, en nada.

(1)

Trato de no pensar en él, porque me mojo.

(2)

Me siento en un limbo extraño en el cual pretendo jugar a ser adulto sintiéndome una absoluta adolescente... Tu turú turú.

(3)

Evado, evado, evado. Lo mío es evadir. Y me odio cuando hago esto, me odio todo el tiempo.

(4)

Me encantaría tener ese... don de la premonición, porque de ser así ya me habrías besado unas cinco o diez veces.

(5)

Me conozco, y sé que me asustarías de acercarte a mí. Pero no por eso escatimo esfuerzos para encontrarte, manteniendo esta fantasía continua en la que tus sonrisas son iguales a las mías, tus piernas se debilitan con las mías, mis pensamientos nocturnos te llaman hasta tu cama. Lo mejor es cuando alucino que te tocas como yo me toco y te excitas como yo me excito: se me enchina la piel.

(6)

Tengo unas ganas MAYÚSCULAS. Me pone de buenas saber su estatus, que no necesariamente implica que tome cartas en el asunto... Pero me da un rato más, una prórroga de pensamientos.

(7)

A veces creo que la mejor solución sería romper todo, pues.

(8)

Salí única para el cilicio, no había notado lo evidente que resulta.