lunes, septiembre 26, 2011

Condenatoria

Así entre las manos
no es sino el charco de mugre
que se escurre-absorbe
entre la piel.

Un día menos de sentencia.

Polvo en los pulmones,
aliento del tabaco
rumiando así
entre sus lenguas.

Un día menos de sentencia.

Corrosivas lágrimas
tapando los resquicios
comprando nuevas mejillas

para nadar.

Un día menos de sentencia.

Cuando las teles reflejen
los anidados burócratas
en las articulaciones
de las ideas.

Un día menos de sentencia.

Harakiri en la tripa
de la farmacodinamia:

viva la dependencia.

Un día menos de sentencia.

Sumar otros negativos
no deja de ser restar;
trazan los labios rojo
             detrás de su azul.

Un día menos de sentencia.

Ir desgajando
uno, cinco, ochenta,
todos los minutos
que queden de espera.

Un día menos de sentencia.

Tragados de una vez
como sobredosis.

lunes, septiembre 19, 2011

Solución

Porque me das de ese sudor
que me hace fuerte.
Esbirros de Sansón
en mis papilas.
Complejos entramados
en la lengua.
Me sabe, lo saboreo
con más cautela.
Le grito, le tomo,
me divierte.
Continuo saladoso
me levanta.

Semiredonda

Un goteo.
Sobre la mesa un goteo.
Llamando.
Así nomás.
Llorando.
Rosa el goteo,
amarillo...
Blasfema balacera.
Bla, bla blá.
Así como esa gota.
Aquella, la que cayó antes.
Se cansará,
se marchará
cuando descubra
que se equivocó de mesa.
Plack!
Brincará tranquila
con su lloriqueo
de gota perdida.

Hasta se me antoja
lloriquear de verla.

En dolor

Si muero en esta ficción
¿lo entenderías?
Las súbitas madrugadas
callarán de aburrición.
No sé si podrías
platicarle a mi nocturna sombra
a sabiendas del rotundo
abandonar de mí.

No tendrás cámara alguna
que guiñe sobre tus ojos
cadencias de esta pestaña
que quedó bajo la cama
cuando ese día me vestí.

Y las uñas de mis dedos
no rasguñarán tu oreja,
ni maltratarán tu lente,
o aquél anhelante sueño...
La tinta de mi saliva
secará irremediablemente
de ser derramada en vano
la noche que me morí.

domingo, septiembre 18, 2011

P.S.:

¿A poco no suena a motel barato? De esos que garantizan satisfacción al cliente con un módico precio.

Y como es bien sabido, al cliente, lo que pida.

Disparo inicial

Y bien.
Dudo que el sonido sea grato, o al menos soportable.

Me goznea la cabeza cuando rechino pensamientos, eso es todo. Y a manera de aceite lubricante, expulsar los agudos sonidos generados en el trayecto del acostumbrado movimiento del doblez, resulta un alivio a los tornillos.

Pero ya es, y ante eso no se puede hacer más.

Llantos de otros objetos, otros que comparten el lúdico sonar de este lugar, suelen ser más celebrados o apreciados. Qué más quisiera que ser rechinido de cama, por ejemplo. Pero me tocó sólo ser parte del arte del tránsito. Toda puerta o ventana que se precie tiene gozne, y aquél deberá crujir doloroso si posee algún significado. Me gusta la idea.

Entonces celebremos el sonido. Vamos doblándonos de rechinar.