Me dueles. Te pienso y me dueles.
Pienso si me piensas, si tendrás algún pensamiento para mi. Si de casualidad este dolor te duele. Si te duele que me duela.
Quisiera que sufrieras. Y si lo pienso también me duele un poco, pensarte atormentado, infeliz.
Pero así quisiste. Así dices poder. En verdad deseo que te arrepientas. Porque cuando te vea no quiero que todo sea como si hubiera pasado en un sueño, no quiero fingir que te quiero y te repudio. Olvidemos las palabras, necesitas ver mi cara, escuchar mi voz, para entender cuánto te detesto, cuán resentida estoy contigo, cómo no olvidaré todo lo que no hiciste.
En realidad no se qué pasará. No se si mi cara alcance a reflejar el atisbo de felicidad que implicaría verte, frente a frente. Pero incluso así, a la distancia, siento como se me desfigura el rostro de pensarte ahí, parado como si nada.
Es como si hubiera despertado de un sueño extraño y hermoso. Surreal, increíble. Como cuando sueñas algo padre pero sonríes con añoranza ante la certeza de que eso es simplemente imposible en la vida real.
No entiendo nada. Quiero creer que sí, preferiste entrar en razón, a pesar de que no es lo que deseabas hacer. Quiero convencerme (ya que no lo harás tu, no quisiste, no esta vez) de que lo hiciste con todo el dolor de tu corazón, que no había alternativa.
Pero siempre la hay. Siempre. Cuando decimos que no tenemos alternativa es en realidad que no queremos hacer nada más pero nos escondemos tras el sencillo "no puedo". Que las alternativas sean drásticas, radicales, difíciles de confrontar, por supuesto. Pero no son inexistentes.
Necesito sacar todo este veneno de mi sistema, eventualmente poder pensar en mirarnos sin poner cara de extremo resentimiento.
Pero creo que no te salvarás tan fácilmente. No te saldrá tan barata. Todo esto que me está pasando de una u otra forma has de pagarlo. No soy una persona vengativa, no te deseo ningún mal, sólo lo mismo que estoy sintiendo. Lo justo.
Ya pagaré yo mis cuentas por el respectivo dolor que he causado, o no se si en el pecado llevo la penitencia. Entonces estaré tablas.
Pero siempre te dije que lo valía, lo valías. Y sigo pensándolo. Solo no soporto la idea de que tú no.
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