He vuelto, porque llevo rato queriendo vomitar sonidos y nomás no me pongo. A fin de cuentas, hablar [escribir] implica denominar, delimitar, y no siempre se tienen ganas de eso. Pieeeenso y pieeeenso, y me harto de pensar, de dar vueltas nebulosamente en lo mismo, en nada.
(1)
Trato de no pensar en él, porque me mojo.
(2)
Me siento en un limbo extraño en el cual pretendo jugar a ser adulto sintiéndome una absoluta adolescente... Tu turú turú.
(3)
Evado, evado, evado. Lo mío es evadir. Y me odio cuando hago esto, me odio todo el tiempo.
(4)
Me encantaría tener ese... don de la premonición, porque de ser así ya me habrías besado unas cinco o diez veces.
(5)
Me conozco, y sé que me asustarías de acercarte a mí. Pero no por eso escatimo esfuerzos para encontrarte, manteniendo esta fantasía continua en la que tus sonrisas son iguales a las mías, tus piernas se debilitan con las mías, mis pensamientos nocturnos te llaman hasta tu cama. Lo mejor es cuando alucino que te tocas como yo me toco y te excitas como yo me excito: se me enchina la piel.
(6)
Tengo unas ganas MAYÚSCULAS. Me pone de buenas saber su estatus, que no necesariamente implica que tome cartas en el asunto... Pero me da un rato más, una prórroga de pensamientos.
(7)
A veces creo que la mejor solución sería romper todo, pues.
(8)
Salí única para el cilicio, no había notado lo evidente que resulta.
Bueno no: buenísimo tenerte de vuelta en el medio. Esas estrofas tuyas, entre lo discordante, lo erótico y lo secreto no dejan de captar mi atención. Me agrada tu style. ¡Bravo!
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