Toca afrontar. Toca la aguda realidad que implica dar la cara a la verdad, a la situación, al estatus ineludible bajo el cual se encuentra todo. No siempre podemos darnos el lujo de llenarnos la cabeza de ruidos para perder de vista la frase contundente que nos imprime palabras que habrán de ser dichas por los temerosos labios.
¿Qué permanece entonces? Sólo la verdad, flotando, impávida y burlona ante nuestras miradas largas.